sábado, 20 de marzo de 2010

SOBRE LAS CORRIDAS ( DE TOROS)


No se puede acabar con la fiesta nacional, como pretenden algunos descerebrados. La fiesta debe continuar porque es bella, es tradición española y parte de nuestro acervo cultural. Pero, como se hace siempre en arte, habría que sublimarla, llenarla de engaño y convertirla en un espectáculo folclórico que recuerdara aquellos bellos asesinatos.

El toreo de salón está muy bien, podría valer, pero se podría conseguir mucho más. Se podrían montar espectáculos en las plazas de toros con toreros de carne y hueso y toros articulados, robots mecanizados y digitalizados…

Por aquí cerca en el pueblo de la Albuera se conmemora todos los años la batalla del mismo nombre. No sucede la batalla en realidad sino que se hace una representación o simulacro, sin muertos ni heridos ni nada que se le parezca y la verdad es que resulta bien. Todos hartos, borrachos y contentos.

En la Santa Misa (lo pongo con mayusculas por si se ofende alguien) se recuerda el sacrificio de Cristo (idem) pero no se le vuelve a crucificar. Se rea liza un sacrificio incruento para satisfacción de canibales que se creen que se comen su carne y se beben su sangre. Se satisfacen los bajos instintos, no hay muertos y todos contentos.

No se pueden justificar las matanzas argumentando razones históricas y culturales. Guernica produjo un buen cuadro pero no podemos seguir bombardeando para que los pintores hagan su aportación a la cultura y para que los historiadores tengan de que escribir. Siempre ha sido mejor la novela, siempre que las situaciones que se relatan sean simples coincidencias.

Volviendo a los toros…¿ Podría perderse la raza del toro bravo si acabamos con las corridas? (corridas de toros, con las otras sería conveniente seguir) Rotundamente no. Para eso están las reservas. Una buena dehesa, con sus encinas y todas las demas plantas y animalitos, incluido el toro, antes llamado de lidia. Podría ser la solución. Como aportación a esta idea, se podrían meter en la reserva todos los toreros, ganaderos y aficionados en general y fundar una República Taurina Independiente en la que estuvieran prohibidas todas las armas, icluidas espadas y estoques. Que se dediquen a contemplar a los toros, a cuidarlos, a acariciarlos y a amarlos, ya que tanto les gustan, y así por toda la eternidad.

Es posible que, de esta forma el toro se fuera haciendo cada vez más manso pasadas unas generaciones, pero también sería más equilibrado y feliz y tal vez, llegara a tener un buen trato con el humano.

Pura utopía. No creo que el hombre llegue a ser nunca consciente de que es uno más, de que no es la especie elegida, de que no hay especies elegidas, de que su inteligencia es relativa y unidireccional. Si hay Dios, cosa nada provable, y si tenemos alma, todos la tendriamos, todos los animales, incluidos los humanos.

Si seguimos con las corridas (de toros), espero que no, que se celebren con reglas más justas. Cuerpo a cuerpo, desnudos ambos, sin más armas que los cuerpos. Ya es hora de eliminar esos cursis trajes de luces plumíferos. Debería, también, modificarse el sistema de entrega de trofeos, según quien mejor lo haga. De acuerdo en seguir cortando orejas y rabo pero icluyendo tambien al torero entre los donantes. Cortar siempre en vivo pero con anestesia local. No seamos crueles.


JUSTO BERJANO

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